El miércoles 9 de marzo de 1977 comenzó en el diario Clarín una nueva sección de historieta, "Los grandes reportajes del "Loco Chávez", se llamó, y era una página entera con una historieta del Loco, fuera de la continuidad de la tira diaria, que dominaba la escena en esos días. La nueva sección (en principio semanal, luego quincenal intercalándose con el Inodoro Pereyra de Fontanarrosa) sirvió durante 10 años para mostrar otras facetas del personaje y decir bastante más que sobre él mismo, sobre las necesidades, motivaciones y pensamientos acerca de la sociedad de sus autores -creo yo en especial las del guionista aunque no descarto las charlas entre ambos, Carlos Trillo y Horacio Altuna antes de encarar cada semana un episodio nuevo.
Este formato para una historieta consagrada los yankis lo hicieron muchos años antes, en sus diarios de los días domingo, mostrando una página entera del personaje de moda o de éxito.Pero aquí en el país, esta suerte de desdoblamiento era inusual por entonces. Los lectores, muy agradecidos, lo leíamos con gusto y algunos como yo además los coleccionábamos.

Cuánta historieta ha pasado por nuestros ojos y sin embargo, no son tantas las que han podido sintetizar tan claramente el pensamiento vivo -como si estuviéramos mirando y en ese instante mapeando el cerebro del escritor- de un autor, en este caso de Carlos Trillo. El humor, la ironía, la hipocresía, las fantasias humanas, los placeres, el poder, las ansias y desencantos, las vanidades y miserias mundanas, la grandeza y la pequeñez del ser humano, entran en cada historieta de Trillo con la simpleza de una anécdota contada en una mesa de café a unos amigos íntimos,así parecen ser mientras esconden claro está, su verdadera amplia y mucha profundidad.
Arte, desde las páginas miserables del peor papel usado para imprimir, el de diario.
Felipe R. Ávila
Nota: las páginas mostradas son de la colección particular del autor de la nota.