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jueves, 6 de agosto de 2009

* Confesiones de Invierno (2) Carlos Leopardi


Evocación del artista en una nota escrita especialmente para Rebrote por José Massaroli.


Introducción a esta nota:
Javier Rago.



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Leopardi,
sobre el espejo del recuerdo

En una época en la que abunda la información de cualquier cosa, calificada o no; en la que no se titubea si es correcto o no difundir data ajena en espacios web masivos no autorizados, poco confiables, improvisados, sin filtro; en la que se reproduce una misma información hasta el hartazgo, sin cambiar una coma, pero a menudo extirpando la firma final, en todo tipo de blogs, websites, etc., trasgrediendo el derecho de terceros como si éste se tratara de un recurso obsoleto... En medio de semejante caos de distribución y abuso de la información, oral, escrita, radial, virtual y televisiva, aún existen temas excentos de material, y –en consecuencia– de vulgarización desenfrenada.
Resulta casi impensable reconocer que a esta altura, hoy, a mediados de 2009, no abunda –ni hay poca– información sobre el desaparecido dibujante e ilustrador publicitario Carlos Leopardi. Haciendo un rastreo en la web aparece un millar de veces la obviedad de ser éste uno de los dibujantes de Nippur de Lagash. Información absolutamente pobre para retratar la carnadura de un artista excepcional. Sabemos lo que dicen sus obras, lo que no pueden mentir las publicaciones de las décadas del 70 y 80, de la Editorial Columba. Sabemos lo que es tangible, lo que masivamente hemos obtenido en el curso de su desempeño como dibujante. Sabemos que trabajó en la agencia de publicidad Walter Thompson, sabemos que hizo historietas bélicas, que incursionó en el área de los dibujos animados, pero no hay entrevistas, no hay documentación escrita accesible para llenar el bache biográfico y curricular de su vida. No hay homenajes, salvo el que como lectores generamos manteniendo viva su memoria gracias a esas impagables páginas, y el homenaje que algunos entendedores y coleccionistas hacen adquiriendo ejemplares polvorientos y arrinconados en comercios de canje en los barrios de la capital.

Ni siquiera conocíamos su rostro,nosotros como lectores: cuando el diario Clarín editó su primera colección de Historieta incluyendo a Nippur, dedicó unas pocas páginas para los autores. Allí se menciona a Leopardi, pero no aparece su cara, sólo está el espacio indicado. Y está vacío.Todo un signo.

Pero hay gente que sabe. Y hay que ir a buscarla, hay toda una generación tal vez poco afecta al medio de internet o simplemente reservada, que atesora recuerdos puertas adentro, y los comparte con aquellos que tienen un auténtico interés por recordarlo. Hay una persona que me escribió un mail con el fin de reunirnos para contarme cosas de Carlos Leopardi... un vecino, me dijo que era. Las fuentes están, habrá que aprender a reconocerlas y a diferenciarlas cuando sean válidas, cotejándolas con lo que uno ya sabe y con lo que cuenta otra gente que es una absoluta garantía. Y algo de esto queremos contar.

Haber compilado varias referencias sobre Carlos Leopardi, y saber que las mismas han abrevado en la experiencia compartida de un colega y amigo suyo –el talentoso y dúctil José Massaroli–, quien nos ha relatado cómo fue convivir en un ámbito de trabajo y de amistad, en el seno del Estudio Géminis, hace que podamos acercarnos al Leopardi humano, mucho más que al simple referente de haber sido él, Leopardi, en opinión de muchos, quien le diera el más veraz y descarnado rostro al errante de Lagash.

Es por todo esto que deseamos compartir un acercamiento al material de que disponemos, el cual esperamos ampliar y publicar en el futuro, en una edición especial en papel. Esperamos que lo disfruten, del mismo modo que nosotros lo hacemos intentando, desde nuestra humilde labor, replegar la brecha del desconocimiento y del olvido en el campo del noveno arte.

Javier Ignacio Rago (Rolkiem)
Rebrote

Confesiones de Invierno (2):
Carlos Leopardi
"La pluma, la espada".

(fragmentos de una semblanza sobre Leopardi escrita especialmente para Rebrote por José Massaroli, para ser incluído en un próximo y más extenso trabajo sobre el eximio dibujante desaparecido, recordado por todos por haber sido quien dibujara a Nippur en el episodio en que pierde un ojo).

"Se parecía a los hirsutos y poderosos guerreros que dibujaba. En escala reducida, claro. Como si estuviera predestinado. No era alto, pero sí barbudo, con el pelo negro, crespo, omnipresente. "¡Tiene pelo hasta en los ojos!" se maravillaba Merel. Era como un oso de peluche, cálido, amistoso, servicial, los ojitos chiquitos de tanto estar contento".


"Usted tiene que hacer como Leopardi"-me había dicho Presa, el discutido pero insoslayable Jefe de Arte de Columba- ¿Ve? Donde Lucho pone una lanza, él pone cinco, donde había una línea, Leopardi le mete diez. Le da más al lector. Enriquece el estilo..." Fue la primera vea que oí hablar de él, cuando empezaban a publicarse sus primeros Nippur y ya eran inconfundiblemente distintos a todo lo que se había dibujado hasta entonces. Tenían una garra especial, una fuerza...

Lo conocí una noche de fines de los '70, cuando pasaba por la vereda de Las Cuartetas, Adentro, el Flaco Szilagyi, Frank, comía pizza de parado junto a un gordito sonriente y desconocido... ¡Desconocido para mí! En realidad, era el dibujante del que todo el mundo hablaba por esos tiempos: ¡La última revelación de Columba! El que le había dado al universo de Nippur de Lagash un nuevo aspecto, rústico, cerril, más creíble, mucho más violento. Frank no vaciló en presentármelo y al rato nomás estábamos compartiendo nuevas porciones de pizza, brindando, desparramando buen humor y muzzarella por igual. Un tipo macanudo. Sencillo, como los verdaderamente grandes.

A partir de ahí, me lo encontraba de vez en cuando, en la Editorial o cuando yo caía de visita por Géminis, la oficina que Carlitos compartía con Horacio Merel y algunos de sus antiguos compañeros del legendario curso de historieta que diera Alberto Breccia en el IDA, a fines de los '60, como Gaspar González y Rubén Villarreal, además de un sinfín de visitantes como yo, que no los dejaban laburar en paz... Pero por algo estaba allí, tomando mate, soportando y asestando incesantes bromas, dándole vida a aquellas enormes páginas de Columba: "Trabajando en tu casa, no te sentís un profesional", me dijo alguna vez".
(...)
En 1986, fuimos compañeros en el estudio de animación de Jaime Díaz, en la calle Perú. Dibujábamos los layouts de Wildfire, una serie de Hanna-Barbera con caballos, guerreros y seres sobrenaturales, ideal para que dibujantes como Mulko, Meglia o el mismo Leopardi mostraran todo su talento. Compartimos allí horas gloriosas. Como aquella noche en que se mandó, en una hoja gigante de papel para bocetos que colgaba de un caballete y nos tentaba a dibujar a mano alzada, un croquis genial de Männken en su mesa de trabajo, con el loro al hombro, y luego Jesús Balbi se puso a pintar un paisaje con unos acrílicos carísimos que había traído Jaime de USA y Carlitos le echaba agua a los colores con la pava del mate y le decía: "Póngale más luz, maestro, ¡más luz!."

Una noche, en casa, viendo mis dibujos me dice: "La línea tiene que ser segura, hay que tirarla de una sola vez, aunque te quede mal, no importa: ¡Tiene frescura! Si la retocás la estropeás." Así dibujaba. La pluma como una espada. El trazo como un mandoble, violento, drástico. Con decisión, casi con la impunidad del que sabe lo que siente y cómo expresarlo".
(...)
"Cuando Frank me avisó que El Gordo nos había dejado del todo, no lo podía creer. ¡Pero si Carlitos está! Aquí. En la memoria de los que lo conocimos. En la mesa donde Merel y Gaspar recuerdan las mil anécdotas de los tiempos de Géminis. En la mirada asombrada de quienes vuelven a saborear una y otra vez aquellas historietas donde la línea es feroz, donde Nippur pierde el ojo en una página inolvidable, donde lucha con lobos que parecen humanos de tan crueles, donde la mejor serie de Robin Wood alcanza su grado más alto de riqueza expresiva, donde se ve la zurda de un grande".

José Massaroli


(Fragmento de un texto más extenso y completo, las fotografías que aparecen aquí son por gentileza de José Massaroli (en la foto adjunta, dibujando en el año 1980). Para leer más sobre este artista:http://www.rebrote.com/
Y en este blog:
http://rebroteorganizandoeventos.blogspot.com/2009/07/entrevista-jose-massaroli.html

10 comentarios:

  1. Excelente, me voy a Rebrote a leer la nota completa!
    Saludos!

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  2. Ja, si, ya vi que no estaba. Pero leí otras entrevistas. Un abrazo.

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  3. hola soy la hija de carlitos y mi nombre es carla leopardi y tengo 16 años, muchisimas gracias por publicar esto la verdad que me encanta saber que a mi papá yo no soy la unica que lo recuerda con gran afecto,si no que tambien hay gente que lo recuerda y lo admira tanto como yo,la verdad que me sorprendio mucho ya que fue de casualidad!,no me imajinaba que publicaran algo sobre el y menos de gente que lo conocia,ya estaba un poco resignada a que nadie lo reconociera o hablara un poquito siquiera sobre su gran talento con el dibujo y no lo digo solo yo por ser su hija es que su manera de expresar la ferocidad de los guerreros y sus batallas sangrientas,siempre me parecieron muy interesantes y su mirada hacia esas cosas me hiso que me gusten tambien, nunca voy a olvidar sus largas noches de inspiracion artistica era como un transe que duraba horas y que casi siempre le aparecia por las noches,pero mirarlo dibujar era tan plasentero como escucharlo hablar o decir chistes,lastima que el no esta para ver que al fin algunos lo reconocen... en fin el siempre estara en el corazon de todos los que lo quisimos y en la esencia de sus dibujos sin nada mas que decir lo dejo y muchas gracias por el posteo.

    pd:me gustaria que me respondan si no esmolestia

    muchisimas gracias nuevamente...
    carla leopardi y madre

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    1. Reitero respuesta de hace un tiempo: hoy veo estos comentarios y les pido perdon por la demora. A la hijita de Carlos y a sus amigos.
      Si pueden mándenme sus correos para contactarlos y para agradecerles e intercambiar informacion sobre el artista.
      Escríbanme a
      felipericardoa@yahoo.com.ar
      Muchas gracias por leer este blog!

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  4. Qué gran sorpresa y alegría al ver la página dedicada a Carlos Leopardi, a quíen además de admirarlo como artista, lo queremos enormemente como ser humano.
    Hemos conocido a Carlos desde su infancia y compartimos con él momentos muy importantes de su vida y de las nuestras.
    Su ausencia ha dejado un gran vacío en nuestros corazones. Hemos conocido, no sólo al gran dibujante, sino también su faceta espiritual en el largo camino que juntos recorrimos.
    Estamos contentos por este reconocimiento tan merecido que le brindaron y de saber que como nosotros, también hay otra gente que lo recordará siempre.
    Quedamos a disposición de ustedes por cualquier dato que podamos aportar.
    Los saludamos.
    Amigos de Carlos

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    1. Escríbanme al mail
      felipericardoa@yahoo.com.ar
      para ver si podemos organizar algo en recuerdo del gran artista Carlos Leopardi.
      Muchas gracias.

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  5. Recien hoy veo estos comentarios y les pido perdon por la demora. A la hijita de Carlos y a sus amigos.
    Si pueden mándenme sus correos para contactarlos y para agradecerles e intercambiar informacion sobre el artista.
    Escríbanme a
    felipericardoa@yahoo.com.ar
    Muchas gracias por leer este blog!

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  6. Leopardi, un genio! era como una versión evolucionada de Lucho Olivera, para mi, claro.

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  7. Todo un estilo único el de Leopardi.
    Minimalista, agresivo y discordante, pero cargado de furia, magia y temperamento.
    Marcó su época.

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  8. Mi nombre es Roberto, siento una alegría encontrarme con este Blog, gracias a la información de una gran amiga. Carlos Leopardi fue una persona sencillamente inolvidable para todos los que tuvimos la suerte de conocerlo. Ademas de ser un artista increible, fue un luchador de la vida un ser con una luz inquebrantable, con muchísima espiritualidad. En momentos muy difíciles de la vida de muchos (dentro de los que me incluyo) el estuvo siempre tendiendo manos como puentes de paz y sanación. Imposible olvidar.

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