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miércoles, 26 de agosto de 2009

☺☼ Un Cielo de Historietas


Uno, que alguna vez tuvo seis años, comenzaba por entonces a aprender a leer en la escuela. Mientras tanto comprendía de a poco que había cosas que se llamaban libros, revistas y diarios y que no podía llegar a entender lo que decían. Me refiero por supuesto, a su contenido. Todavía. ¿Qué era eso de leer?

Mi abuela me ayudaba, leyéndome ella las revistas de Batman que publicaba Editorial Novaro. En esas revistas hoy entrañables, mal impresas en papel muy tosco pero con portadas hermosas que prometían siempre Aventura, ahí empezó todo para mi.
Los textos que acompañaban los dibujos en esas revistas mexicanas eran en mayúsculas y en cambio en la escuela nos enseñaban la letra cursiva, a hacerla prolija, muy cuidada (algo inclinada). Había que aprender a leer y a escribir.
Y eso pasó: con la ayuda de “las Novaro”, de algunos libritos de Mafalda (que todavía editaba entonces Jorge Álvarez) y con las revistas D´artagnan de la Editorial Columba (más la ayuda invalorable de la maestra, claro) un día, casi sin darme cuenta, estaba leyendo.
Era para gritar: ¡Guau! O mejor: ¡Viva la Vida! Porque ahí se me abrió un universo, sin exagerar.
En casa no había mucho dinero, pero lo que si había era una biblioteca grande con muchos libros desparejos. Ese fue mi descubrimiento del siglo, caminando un día por la casa. ¡Resulta que teníamos una biblioteca!. Había entonces más para leer, mucho más. Pero los libros tenían muchas hojas llenas de letras pequeñas, casi sin ilustraciones y eso me cansaba. Me aburría. Era como un Infierno en casa, un castigo. Y encima ese calor…
“¿Estás aburrido?, Leéte una de esas novelas que hay ahí” me decía mi abuela ofreciéndome a cambio de mi cansancio la lectura de los cuatro tomos con los “Premios Pullitzer”. Y ahí estaba yo con mis 11 años, tratando de pasar de la página 54 de “El Motín del Caine”, mirando como me quedaban por leer –solamente- cerca de 732 páginas en papel de seda. Bien finitas e interminables. Y encima ese calor de la siesta en el verano…
En cambio las revistas eran mucho más accesibles. Por ellas, y a partir de la lectura de aquellas primeras historietas, fui aprendiendo cosas de la historia, de la geografía, de los descubrimientos, de los avances y logros de la ciencia. Conocí la vida de algunos santos y que decir de las “Vidas Ilustres”, donde uno espiaba en sus páginas los grandes inventos y las hazañas o los descubrimientos. Volé así a mundos imposibles con las “Titanes Planetarios”, recuperé la visión de mis series favoritas de TV (era una época sin posibilidad de grabar los capítulos) a partir de “TV Mundial” o de “Domingos Alegres” que traían “El tunel del tiempo”, “Cipol”, “Perdidos en el espacio” (en la versión Familia Robinson de Dan Spiegle). Y estaba Nippur de Lagash, el errante, el incorruptible, pero por sobre todas las cosas: el Sumerio. Recuerdo a los 13 años en las primeras clases de historia, en el secundario. La profesora hablaba de Sumer, de los Asirios, ¡¡¡de los Hititas!!!. Los chicos se miraban como si la profesora desvariara. Y en cambio yo…yo compartía con ella algo. Ahí estaba yo sentado en mi banco, en mi pupitre, sabiendo secretamente que esa era una historia para mi muy conocida. ¡Salve, mi querido Nippur! Honra a Gilgamesh, la primera escritura mítica y poética de la humanidad, recreada por el talento de Lucho Olivera mixturado con las visiones del 2001 de Stanley Kubrik. ¡Gloria a tanta buena historieta de aventuras!
Con los años aprendí también a degustar el placer de una buena novela, pero en aquellos mis años iniciales como lector, los libros eran mi infierno particular, una taza a beber que no vaciaba nunca, casi como un laberinto sin salida. Los libros eran interminables. En cambio las historietas –que me llevaron a las puertas del conocimiento sin mezquinar el más puro entretenimiento ni la distracción- ellas fueron mi cielo.
Mi pequeño y querido Cielo de historieta, que me sacó de la soledad y me dio una vocación, me cubrió y salvó de la ignorancia, de la abulia y de tantas otras tormentas terrenales. Mi Cielo de Historieta…



Felipe Ricardo Avila

Dedicado a la memoria de mi abuela Mercedes "la Abuli", a mi tia Marta que me compraba todas las revistas que salían y a la señora Dolores Carrillo de Blasco, mi maestra de primer grado, "LA" maestra que pudo enseñarle a este pequeño bruto, a leer.

Aclaración necesaria:Las portadas de revistas fueron tomadas del blog “Logistica Mental Vía Comics”: http://sergiovergaraf.blogspot.com, donde pueden leerse en forma completa. Gentileza del amigo Sergio Vergara F.

15 comentarios:

  1. Felipe, un texto emocionante, sin dudas. La nostalgia fluye de la mano de la alegría por esos recuerdos.
    En lo personal también empecé a leer de muy chiquito, a devorar libros en realidad: Jack London, Julio Verne... mundos mágicos. Y cuando los domingos iba a lo de mi abuela... ahh que bueno, allí estaban esperando los Tony, Intervalos y de vez en cuando algún Nippur o D'ártagnan. El descubrimiento de la lectura, de otros mundos, y a esa edad, es un tesoro que no debemos olvidar jamás.
    Genial esta entrada.

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  2. Gracias Neto, por lo que decís y por venir de vos, todo un GRAN NARRADOR, al que sabés bien,yo admiro. Es un gusto leer esto (escucharlo en mi cabeza)que escribís,
    Siempre es un gusto un elogio, pero esto es algo especial porque me marca que alguien más,un puñadito de personas tal vez, siente y vibra en una cuerda parecida. Es casi como una certeza, la de ir por un caminito correcto,despacio, aunque el horizonte siempre se aleje al avanzar.

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  3. Este artículo no sólo está bien redactado, también nos toca a todos en algo común que es el descubrimiento de las historietas y protagonismo en nuestras vidas.
    Excelente.
    Saludos,
    M.C.

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  4. Muchas gracias, M.C.!
    Y si te gusta el blog, te pido que lo recomiendes ¿puede ser?
    (parezco un político,
    jajaja,me salió un costado
    proselitista)
    jeje...
    ¡Gracias de nuevo!

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  5. llegué aquí por recomendación del amigo Netomancia, y la verdad que no me arrepiento en absoluto!
    Ya el encontrar en tus memorias al gran Nippur me afloja un lagrimón.
    Q buen os recuerdos! Larga vida a las historietas!
    Saludos

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  6. Bienvenido!
    Muchas gracias por leer
    y participar con tus comentarios.
    Y me sumo:¡larga vida a las historietas!
    Felipe

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  7. Felipe, don Diego (artnueve) tiene un blog dedicado a todo lo relacionado a historietas y comics y que mejor lugar para recomendarle, que éste! (es integrante de Villeraturas, donde firma como d80)
    Saludos!

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  8. Felipe, fue una agradable sorpresa encontrar tu blog. Muy buen contenido y muchos recuerdos, en especial el de nippur de lagash, a quien le escribi un cuento alguna vez. Te invito a leerlo en mi living. Buscalo con el nombre "El abrazo de tinta". Estoy seguro que te va a gustar. Saludos

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  9. Qué bueno Felipe!!!
    Yo también empecé a leer con las Novaro. Si tuviera que recordar cual fue la primera, estaría en serios apuros.
    Habrá sido alguna Batman...
    Y recuerdo haber aprendido mucho de los sumerios y los hititas con Nippur. Creo que era el único de la clase que entendía algo de todo eso.
    Como también aprendí la guerra de los romanos y los galos con Astérix.
    Un gusto haberte leído.
    Un abrazo,
    Marcelo

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  10. Che!!! me hiciste acordar de Solar!!!! hace siglos que no veía una tapa de esas... jaja
    Me tenés que prestar una, si la tenés...
    Me hace acordar a una película que me llevó a ver mi viejo (y con la cual me gastó durante años) cuando era chiquito.
    Superargo!!
    jaja
    Debía ser un plomazo.
    Pero en una parte, recuerdo que al tipo lo congelan durante un rato largo y cuando abren la puerta de la heladera los caga a piñas... como si no hubiera estado "enfrizado" jaja.

    Un abrazo y como siempre,
    gracias por el recuerdo!
    Marcelo

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  11. Bueno, yo creo que ese gusto en mi caso empezó las páginas de Anteojito, ocasionalmente en Billiken, y desembocó en Patoruzú. También, porqué no, en las páginas de los libros de la colección Robin Hood (los ilustrados, como el Príncipe Valiente) y varios de Editorial Atlántida. Está bien, quizás no sean específicamente historieta, pero como "disparador" funcionan igual.

    Saludos a todos!

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  12. Estimados:
    Martin: garcias por leerme, ya me hice seguidor de tu blog,¿cómo no hacerlo luego de leer tu cuento Nippureano?
    Un abrazo.
    Felipe
    Marcelo Piñeiro: tengo unas cuantas de "Solar", estas tapas las saque del Blog de sergio Vergara que me las cedió para ilustrar cuanta nota sobre historieta haga según creo.
    te prsto las que quieras, un domingo que pases por casa.O comprá Frenet y te las llevo enseguida,jeje.
    Marcelo Bukavec!!! Amigazo graicas por compartir tus recuerdos.
    Sí, yo también leía esas revistas que mencionás,y te aseguro que
    en cualquier momento de nostalgia me despacho con una pequeña crónica sobre el "Anteojito 18 kilates" o el "Libro de Oro de Patoruzú"
    anudados ambos a la celebración navideña de esos años pasados...
    Gracias amigos por leerme y dejar sus impresionas las que valoro más de lo que imaginan.
    Felipe

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  13. FE de erratas:
    donde puse "Frenet" léase Fernet (y con coca cola)
    Donde puse "garcias" o "graicas" o similar deberian leer
    "Gracias"
    ejem...

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  14. Te tomaste el fernet y después escribiste!

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  15. jajajaja...muy buen..¡hic!...o
    Y bueno, ya no tengo aquellos 6 años...

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