martes, 24 de abril de 2012
domingo, 1 de abril de 2012
Turay, hermano de aventuras, parte 6 de 6
CONCLUSIONES:
"Turay, hermano de aventuras"
fue un
intento editorial digno. Estuvo realizado técnicamente muy bien, con objetivos
claros y definidos. A treinta y ocho años de su aparición, podemos catalogarla y estudiarla
como un ejemplo de revista de historietas.
La propuesta era interesante aunque
el formato impuesto no fuera el ideal, como se ha expresado. Queda lo publicado
además del testimonio de alguno de los autores involucrados en esta revista.
Protagonistas de una pequeña y gran historia. Pequeña sí, pero amplia por las ramificaciones y por la trayectoria de los guionistas y dibujantes que la hicieron posible tanto como
por el carácter de "luchador solitario" que tanto unos como otros
(guionistas y dibujantes) tienen en su condición de trabajadores casi anónimos
de este arte llamado menor.
Queda el antecedente de la formación de una
cooperativa para autodefensa pero también como usina generadora de ideas, al
decir de su director Enrique Meier, todo se discutía, se charlaba, y tanto los errores como los aciertos
fueron compartidos. Luego de la crisis atravesada por el país en el año 2001 y con la falta actual de editoriales que impriman y difundan masivamente revistas de historietas, queda el ejemplo de Turay como un intento mucho más que digno: como una especie de guía o faro que ilumina las desesperanzas de los autores jóvenes por publicar, como un intento a mejorar pero siempre válido, entre la autogestión y la alianza estratégica de los autores con alguna editorial ya consolidada.
Felipe R. Ávila.
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