Aviso: este monográfico realizado a principios del siglo XXI será presentado en forma completa en este blog durante seis entregas consecutivas para una mejor y más clara lectura.
"TURAY, HERMANO
DE AVENTURAS"
(parte 1 de 6)
EL PRESENTE TRABAJO RESEÑA LAS
CARACTERÍSTICAS DE UNA REVISTA ARGENTINA DE HISTORIETAS DE CORTA DURACIÓN EN EL
MERCADO, QUE PESE A ESTA CIRCUNSTANCIA HA LOGRADO UN LUGAR EN LA HISTORIA DE LAS
PUBLICACIONES DE NUESTRO PAÍS POR DOS MOTIVOS PRINCIPALES:
1) SU CALIDAD (GUIÓN - DIBUJOS)
2) POR
ESTAR REALIZADA POR UN GRUPO DE AUTORES REUNIDOS EN COOPERATIVA, PARA LA PRODUCCIÓN DE
HISTORIETAS SIN RESTRICCIONES, ASOCIADOS EN DEFENSA DE LA FUENTE LABORAL Y DE
SUS DERECHOS (CREACIÓN) EN CONJUNCIÓN CON UNA TRADICIONAL EDITORIAL DE BUENOS
AIRES (PARA LA PUESTA
FINAL DE LA
REVISTA
EN LOS KIOSKOS).
Partes en que está dividido el trabajo:
1) Introducción
2) Orígenes:
2-1: Situación del
mercado.
2-2: Disposición de los
autores ante un intento cooperativo. Objetivos.
2-3: Dibujantes y
escritores.
3) Análisis de la publicación:
3-1: Composición de la revista.
3-2: Formato.
3-3: Portada- Retiraciones y
contratapa. Características generales del interior de la publicación.
3-4: Tiradas.
3-5: Descripción minuciosa de
las partes componentes de la revista, enumeradas en 3-1.
4)
Apéndice gráfico.
5)
Conclusiones.
TURAY / REVISTA DE HISTORIETAS / MONOGRAFIA
1) INTRODUCCIÓN:
Argentina ha producido a lo largo del siglo XX
muchas revistas de historietas, desde
las primeras que privilegiaban la publicación de material extranjero comprado a
los Sindicates estadounidenses, hasta cualquiera de las más recientes donde la
situación está definitivamente revertida, dando lugar al trabajo creativo de
guionistas y dibujantes del país, en su mayoría. De todo lo hecho, han quedado
en la memoria de los argentinos
muchísimos títulos: "Misterix",
"Hora Cero", "Frontera", "Patoruzito",
"Pif-Paf"... revistas de indudable calidad de las que siempre se
puede indicar que marcaron comienzos o finales de etapas, o el ascenso creativo
de algún guionista hasta allí opaco, el comienzo del crecimiento de algunos
dibujantes o su punto más alto; así como también cabe decir de todas ellas que
eran gráficamente visibles en los kioskos de su época. El resultado final nos
da: revistas de historietas resueltas técnicamente bien o muy bien, según el
caso, y perdurables en la gente, en su memoria, integradas definitivamente a la Cultura Nacional. Pero a éstas les corresponde a su lado, en el
espacio que hace de la Cultura
todo lo realizado conscientemente por los hombres en un determinado lugar y en
un lapso definido, una cantidad aún mayor de revistas que no sobrepasaron los
primeros números. Estas publicaciones así englobadas, incluyen desde las que no
contaron con el aval del público por su baja calidad, hasta las que,
sobresaliendo gráfica y literariamente no pudieron escapar a innumerable
cantidad de factores que les fueron adversos, entre los que gravitó sobremanera
la fragilidad de la economía del país, con sus diversos cambios de dirección.
La publicación analizada en este trabajo corresponde a este último grupo.
2)
ORÍGENES:
2-1: SITUACIÓN DEL
MERCADO:
Los
vaivenes de la economía nacional, ligados indefectiblemente a los cambios y
convulsiones del mundo, han condicionado desde siempre la continuidad de las
publicaciones argentinas, afectadas no sólo por problemas técnicos - léase:
producción y/o importación de papeles, tintas, etc. - como así también por los
distintos cambios institucionales del país, lo que ha llevado a producir tanto
"lo que el público quiere leer", como "lo que los gobernantes de
turno han permitido", factores al fin y al cabo existentes en casi todo el
orbe pero con distintos grados de permisividad, producción y
calidad.
La revista Turay comienza a gestarse en los años de la vuelta definitiva al país del Tte.Gral. Perón. Un nuevo gobierno
elegido por el pueblo, que llega, un viejo y desgastado gobierno militar, que
se retira. Es esta una época en la que florecen las revistas de contenidos
político, de revisión de la historia (del siglo pasado y reciente), de humor y
sátira política. La época de "Satiticón", de "Mengano",
etc. Pero también la de las revistas "de actualidad":
"Gente" y "Siete Días", entre las más recordadas e
importantes por su gran tirada. Más de
trescientas publicaciones de diversos temas y calidades en los kioskos de venta del
país. En materia de revistas de historietas, el auge de la importación de revistas
mexicanas - con preeminencia de las de la Editorial Novaro
- había decrecido. A las razones que nosotros podemos como país importador exponer, no le van en saga las que ellos
sufrieron en carne propia, problemas internos de la editorial, de costos de
papel, y de cantidad, lo que los llevó a reformular sus formatos, achicándolos,
siempre manteniendo la lectura vertical de las páginas pero perdiendo en
calidad y en presencia o impacto visual. Ya sea por estas razones o por otras
relacionadas con el interés cambiante del público lector - o tal vez por el
arribo de otra generación de lectores -, estas revistas mexicanas dejaron de
pesar en el consumo interno del mercado argentino. Revistas mexicanas que
venían plagadas de super héroes norteamericanos triunfantes, en un mundo con
ojos de una mirada un poco más profunda. A pesar de lo expresado, la necesidad de
evasión y de entretenimiento permanece y hasta se acrecienta en situaciones
difíciles. Cambian los temas, los modos, los medios, pero persiste. Las
revistas de historietas conllevan un alto grado de entretenimiento en sus propuestas,
al margen de otros valores: calidad o no, diversión o no, inteligencia o
estandarización.
Dejando de lado una cantidad interesante de publicaciones de
baja calidad (pero abundantes en cantidad), con material malamente reproducido,
muchas veces sin la aclaración de autores y/o deficientemente traducido, más
allá de éstas, permanecían las revistas de Editorial Columba, con un 99% de
material argentino en sus páginas. Estas revistas de historietas, en general se
reiteraban en ciertos esquemas y encumbraban personajes adocenados, moralmente
intachables - irreales -, pero han tenido el mérito de ser la base sobre la que
maduró más de un autor inteligente (tal el caso de Almendro, Albiac,
Morhain, Grassi y, por supuesto, el mejor y más prolífico de todos ellos: Robin
Wood), como también de dibujantes como Ricardo Villagrán, Lucho Olivera, García
López y Lito Fernández, entre otros. Es también en estos años en que Héctor
Oesterheld vuelve a Columba (*), para continuar algunas series de otros autores
como "Kabul de Bengala" (con dibujos de Horacio Altuna, en
Fantasía), y realizar las suyas propias: Brigada Madelaine (en El Tony),
"Killroy" -
con dibujos de Carlos Enrique Vogt - (en El
Tony) y para Fantasía: "Roland, el corsario", la mejor de todas
ellas, la que lo encuentra en uno de sus más altos picos creativos, acompañado
por un consolidado y joven dibujante: el
español José Luis García López. Historieta extrañamente olvidada, Roland es una
creación mayúscula del mejor guionista argentino de todos los tiempos.
El mercado historietístico se completa por
entonces con las revistas dedicadas al público infantil: "Hijitus",
"Larguirucho", "Patoruzito", etc.
Para el sector de público consumidor juvenil
en 1974 estaban por aparecer dos revistas de historietas, que llegarían a
captar a un consumidor adulto. Ellas fueron: "Skorpio", auto titulada
"el mundo de la gran historieta", de Ediciones Record, y
"Turay" subtitulada "hermano de aventuras", surgida de una
cooperativa de guionistas y dibujantes argentinos, con la estructura para la
puesta en la calle de la editorial Julio Korn, en asociación con Fabril
Financiera.
2-2: DISPOSICIÓN DE LOS AUTORES ANTE UN
INTENTO COOPERATIVO.
OBJETIVOS.
Muchas
han sido las revistas que publicaron historietas. En el apartado anterior la
breve reseña nos muestra algo habitual: editoriales que pagan por sus trabajos
a guionistas y dibujante y que luego republican el material (ya de su pertenencia) aquí o en el exterior.
Hay situaciones en las que se devuelven los originales al autor, pero eso no
era lo que sucedía en la mayoría de los casos por aquellos años. Esta situación intentó ser revertida mediante
un proyecto cooperativo. Así, un grupo de guionistas y dibujantes luego de un
sinnúmero de reuniones previas, establecieron las bases para darse a si mismos
una oportunidad de trabajo bien remunerado, sin restricciones temáticas ni
problemas autorales posteriores a la publicación. En esas circunstancias, ante
la imposibilidad habitual de ser ellos mismos
los autores y a la vez responsables de un proyecto editorial, se dieron una serie
de factores coyunturales que favorecieron el proyecto, le dieron soporte,
presencia y quizás paradójicamente fueron el germen del fin. Al frente del
proyecto estuvo el dibujante Enrique Meier, elegido por sus pares como director
de la revista. La concreción de la misma pudo darse luego de establecidos los
acuerdos correspondientes entre, por un lado la cooperativa, y por el otro la
editorial Julio Korn, por entonces recientemente fusionada con Fabril
Financiera. Las posibilidades entonces se brindaban para ambos: un grupo
editorial conocido que ampliaba sus márgenes incorporando profesionales de alto
nivel que publicaban por entonces en todas las revistas del medio y en algunas
del extranjero (pero ahora con
un proyecto propio), y por el otro la
posibilidad para ellos de concretar sus aspiraciones laborales (léase dinero,
derechos de autor, etc.), pero también artísticas. Turay no tenía, como se
dijo, restricciones temáticas. Si uno recorre las páginas de los cuatro únicos
números que salieron a la venta de esta singular revista, encuentra tanto su
diversidad temática como de estilos. Un hecho hoy tan intrascendente en una
historieta como el mostrar los pechos desnudos de una mujer, solamente podía
verse en nuestro país por esos años en las revistas Skorpio y Turay. Ambas
nacidas en ese año 1974, pero con destino distinto, fueron intentos
renovadores, novedosos, ante la pacatería y moralina reinantes en las revistas
de las llamadas "editoriales tradicionales". Rasgos de censura y a
veces de autocensura, promovidas en apariencia en cuestiones estéticas, pero
sólo en su superficie: una fuerte ideología en su raíz controlaba y verificaba
en realidad en esas añejas editoriales vernáculas lo que se decía más que el
cómo se decía, aunque en apariencia y en una mirada rápida, "el
pecho" fuera lo único que molestaba. Importaba demasiado no tocar ciertos
temas que rozaran lo social: como la pobreza, la desigualdad, la mortalidad infantil,
la represión de Estado, la falta de solidaridad en la comunidad actual, el
poder de los imperialismos de la época sobre la realidad latinoamericana, etc.
Nada de esto se veía en esas historias, todo transcurría en el Bronx, Manhatan, Europa, Africa o Asia, en sus
pasados o futuros, y teníamos pocos ejemplos de nuestro sub-continente
americano o de la misma Argentina: piénsese ahora a la distancia cuánto había
por escribir aún en el terreno de la ficción sobre lo que nos estaba pasando,
pero no, no era conveniente. Estamos hablando de una etapa que todavía era
democrática en lo político: faltaban dos años para la llegada al poder
ejecutivo de la Junta
de militares. Después era hasta lógico el callarse; pero en 1974, entonces, era
una cuestión de conveniencia o - decididamente - de ubicuidad ideológica en el
más puro y acendrado conservadurismo.
Así como no se tocaban aquellos temas, tampoco en esas editoriales se
intentaba la revisión de los últimos años de historia, un ríquisimo material
plausible de traslación a la aventura en cuadritos. Por esta huella de
imposibilidades comenzó a deslizarse Turay, y este no es poco mérito para una
revista de historietas que quedó trunca cuando más prometía, con autores en
crecimiento y otros ya consagrados. El acuerdo entre la editorial Julio Korn y
la cooperativa se hizo y produjo Turay. ¿Habrán visto - con el correr de los
números publicados - que eso que ellos -la editorial, es claro - estaban
avalando, era algo que se les estaba yendo de las manos, ideológicamente
hablando? Tampoco era para tanto: eso sí, había aventura latinoamericana, algo
de revisión histórica, desenfado visual, unos héroes que no eran del todo
buenos ni malos o buenos de a ratos, etc. Pero a veces estas editoriales eran
capaces de vislumbrar hasta dónde podían llegar estos creativos si seguían
soltando la cuerda...de su talento. Y la cuerda se tensó, como veremos más
adelante, en este trabajo.
Felipe Ricardo Ávila
BIBLIOGRAFÍA:
Guillermo Saccomanno y Carlos Trillo:
"Historia de la historieta argentina",
Ediciones Record, Bs. As., 1980.
Entrevista a Enrique Meier, en revista
"Perspectiva, de y para los Dibujantes, Nº 2, Editorial Perspectiva, Mayo
1982.
Colección particular de revista Turay,
hermano de aventuras.
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