Hace un tiempo charlando con Mariano Chinelli hablábamos de esta entrevista que apareció en un suplemento de cultura del diario "El Cronista Comercial". Mariano me decía que contactó a Sinay, el autor, y habló también con otras personas pero nadie tenía ni la transcripción completa ni la cinta con la voz de Oesterheld.Y parece que ni siquiera se puede ubicar un ejemplar completo de ese suplemento, para transcribirlo. Mientras esperamos esa aparición, transcribo aquí y no lo he visto por otros lados, el texto que Trillo y Saccomanno dieron a conocer en una sección mensual de la revista Skorpio. Por ellos dos hoy conocemos algo y podemos decir que esa entrevista existió. Y podemos leer algo de lo que Oesterheld opinaba de nuestro tema común, la livic o historieta.
Aqui va la transcripción, entonces del pensamiento vivo de HÉCTOR OESTERHELD:
“Yo pienso que las posibilidades de este género son muchas. Pero hay que comenzar por quererlo, respetarlo y darle el lugar que tiene por si mismo. Quienes no hacen eso, no pueden producir buenos trabajos. Muchos novelistas se hicieron guionistas para ganar unos pesos y sus resultados fueron pésimos, porque se notaba en ellos una subestimación. Hay también quienes se ponen a hacer guiones, porque se sienten escritores fracasados. Y no sirve ni una cosa ni la otra. Ser guionista de historietas es algo en si mismo. Hay que leer, hay que enriquecer la formación cultural, hay que trabajar mucho, corregir, buscar mejoras.
Al menos esa es la forma en que yo siempre me he planteado esta actividad. Hay mucha gente, amplios sectores de trabajadores y personas de condición humilde – que por razones culturales, económicas y sociales – sólo lee historietas y esa es una responsabilidad muy grande para quien escribe guiones. No se puede tomar las cosas a la ligera, no se puede hacer daño a esa gente pensando, que, después de todo, la historieta es algo menor. Un novelista de éxito llega a 20.000 personas. Una historieta a más de 100.000. Sin amor por el género ni respeto por esas personas, el oficio comienza a ser peligroso.”
Transcripción exacta del recorte realizado por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno para la sección “El Club de la Historieta” (revista Skorpio Nº 16, Ediciones Record, de enero de 1976), a la entrevista realizada al escritor y guionista Héctor Germán Oesterheld por Sergio Sinay, publicada en el suplemento de Cultura Nº 10 del diario El cronista Comercial, presumiblemente allá por el año 1975.
Aqui va la transcripción, entonces del pensamiento vivo de HÉCTOR OESTERHELD:
“Yo pienso que las posibilidades de este género son muchas. Pero hay que comenzar por quererlo, respetarlo y darle el lugar que tiene por si mismo. Quienes no hacen eso, no pueden producir buenos trabajos. Muchos novelistas se hicieron guionistas para ganar unos pesos y sus resultados fueron pésimos, porque se notaba en ellos una subestimación. Hay también quienes se ponen a hacer guiones, porque se sienten escritores fracasados. Y no sirve ni una cosa ni la otra. Ser guionista de historietas es algo en si mismo. Hay que leer, hay que enriquecer la formación cultural, hay que trabajar mucho, corregir, buscar mejoras.
Al menos esa es la forma en que yo siempre me he planteado esta actividad. Hay mucha gente, amplios sectores de trabajadores y personas de condición humilde – que por razones culturales, económicas y sociales – sólo lee historietas y esa es una responsabilidad muy grande para quien escribe guiones. No se puede tomar las cosas a la ligera, no se puede hacer daño a esa gente pensando, que, después de todo, la historieta es algo menor. Un novelista de éxito llega a 20.000 personas. Una historieta a más de 100.000. Sin amor por el género ni respeto por esas personas, el oficio comienza a ser peligroso.”
Transcripción exacta del recorte realizado por Carlos Trillo y Guillermo Saccomanno para la sección “El Club de la Historieta” (revista Skorpio Nº 16, Ediciones Record, de enero de 1976), a la entrevista realizada al escritor y guionista Héctor Germán Oesterheld por Sergio Sinay, publicada en el suplemento de Cultura Nº 10 del diario El cronista Comercial, presumiblemente allá por el año 1975.
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